29 junio 2021

Racer X - Second Heat


Hacer un segundo disco que supere en calidad al debut es fácil, pero lograr eso teniendo en cuenta que tu primer álbum es buenísimo es una proeza que solo algunos pueden lograr. En este caso, Second Heat (1987) de Racer X es una versión 2.0 de Street Lethal.  Acá se suma un segundo guitarrista, Bruce Bouillet, quien no solo tiene que cubrir la labor de rítmico sino que además debe ir a la par con Paul Gilbert. Su elección no fue un asunto del azar, Bouillet era alumno de Gilbert; que tu profesor te invite a su banda debió haber sido un golpe potente de adrenalina para él. La otra cara nueva es Scott Travis, un batería virtuoso que coincide a la perfección con la banda. 

Con una mezcla de heavy metal, speed metal y metal neoclásico, en esta ocasión Gilbert y compañía sorprenden con un disco potente, estruendoso, rápido y metalero. Los instrumentos suenan claros porque la impecable producción realizada por Steve Fontano y Mike Varney permite que todos ellos destaquen. El trabajo en las guitarras de Gilbert y Bouillet es perfecto -muy al estilo de Downing y Tipton de Judas Priest- aunque entre ellos dos Gilbert lleva la delantera. La base rítmica de Juan Alderete y Travis lo mismo, suenan genial, mientras que Jeff Martin está en lo suyo. Destaco las versiones de «Heart of a Lion» de Judas Priest y «Moonage Daydream» de David Bowie, pero esta última se gana los aplausos de pie porque es una transformación total del clásico de Ziggy Stardust. No obstante, la medalla de oro se la lleva la instrumental «Scarified», una complejidad como ninguna. Si Paul Gilbert y compañía te sorprendieron con su debut, no dudes un segundo en darle una o más escuchas a este disco, porque considerándolo de algún modo, Second Heat es el Terminator 2 de Racer X. 

*Recomendadas: «Scarified», «Sunlit Nights», «Heart of a Lion», «Moonage Daydream».

28 junio 2021

Depeche Mode - Speak & Spell


Antes de la publicación de esta producción, ya existían artistas de synth pop de connotado renombre como antecedente, me llega a la mente Gary Numan y Kraftwerk por dar ejemplos. Por ello, un disco como Speak & Spell de Depeche Mode no es una premisa de este género, pero si un importante escalón. En resumen, este álbum editado en 1981 es una completa obra de Vince Clarke, quien fuera por aquel entonces el principal protagonista de la banda. Él compuso nueve de las once canciones, así que en cierto modo, el sonido original de Depeche Mode se le debe a este señor. Aunque el agradecimiento de su evolución musical hay que dárselas a Martin Gore por supuesto, quien asumió como líder compositivo absoluto tras la salida de Clarke.

El sonido de Speak & Spell es un alegre, bailable y pegadizo synth pop, tanto por su música como por sus letras, un claro ejemplo de la llamada música pop bubblegum. Todas las composiciones de Clarke tienen un tempo medio o rápido con un enfoque juvenil de pasarla bien y disfrutar la vida. La excepción a ello es «Any Second Now», la única interpretada por Gore y que establece una regla común en Depeche Mode: las lentas generalmente las canta él. Por su parte, las dos composiciones de Gore no me agradan mucho, entre «Tora! Tora! Tora!» y «Big Muff», la que más encaja con las demás es esta última, porque es más bailable y rítmica. Sin lugar a dudas Speak & Spell es una pieza única dentro de la carrera del conjunto británico. Si quieres escuchar algo similar a esto, te recomiendo seguir la carrera de Clarke con Yazoo y Erasure, porque no vas a encontrar nada parecido en la exitosa discografía de Depeche Mode.

*Recomendadas: «New Life», «Photographic», «Just Can't Get Enough».


26 junio 2021

Desiertos: una excelente entrada

La canción «Desiertos» no solo da el puntapié al disco debut de La Ley, llamado precisamente Desiertos, sino que también marca el camino de una de las agrupaciones chilenas más exitosas a nivel latinoamericano. Aunque existen dos versiones de esta canción, ambas dejan un gusto grato.

La primera, editada en 1990, está ligada al synth pop al cien por cien. Y es que se nota la intervención impecable de Rodrigo Aboitiz, quien fuera miembro fundador de Aparato Raro -un referente de este estilo en Chile- porque los teclados y el sintetizador lo son todo. Esta versión me recuerda mucho a los alemanes Camouflage y me atrevo a decir que si Alan Wilder le hubiese metido mano, estaría perfectamente en el disco Music for the Masses de Depeche Mode. Por su parte, la nueva versión grabada para su segundo disco Doble opuesto de 1991, es más cercana al new wave porque no es tan sintetizada como la anterior, aunque el sintetizador sigue ahí. En esta ocasión, la batería y el bajo suenan más natural, la guitarra de Andrés Bobe tiene más protagonismo, mientras que la voz de Beto Cuevas no es para nada diferente, es prácticamente la misma. 

Independiente de cual de las dos sea tu favorita, «Desiertos» es una excelente entrada y un claro ejemplo de los primeros discos de La Ley, antes que alcanzaran el éxito internacional con Invisible. 



22 junio 2021

Princess of the Dawn: cuando menos es más


Al igual que las demás bandas alemanas de la década de 1970 alejadas del krautrock, Accept tuvo que pasar por un camino lodoso antes de entrar a la carretera pavimentada. Después de tres producciones, su primer gran disco fue Restless and Wild de 1982, que nos dejó buenas joyas del heavy metal tradicional como por ejemplo «Fast as a Shark» y «Restless and Wild». Pero dentro de esas diez pistas que lo componen hay una que siempre admiré por lo sencilla que era: «Princess of the Dawn». 

Posee uno de los riffs de guitarra más efectivos y simples escritos por la banda, y una letra que nos puede trasladar al mundo de El Señor de los Anillos o de cualquier libro de fantasía épica. La batería y el bajo hacen un excelente acompañamiento y la voz de Udo Dirkschneider, a diferencia de las otras canciones, es suave y calmada. Pero lo que más rescato es el correcto trabajo en las guitarras por parte de Wolf Hoffmann, quien grabó todas incluso esa guitarra española que aparece de la nada por ahí. Casi al borde de una composición de música clásica, Hoffmann se luce en la parte intermedia de la canción. Conocidos mayormente como uno de los precursores del speed metal, Accept en esta ocasión se relaja y ejemplifica el concepto de menos es más. 

21 junio 2021

Rock Lobster: singularidad absoluta


Una de las tantas canciones que nos dio el new wave fue «Rock Lobster» de B-52's, pero a diferencia de las demás tiene un sonido bien particular. No lo digo de manera despectiva, sino más bien como una afirmación porque es así tal cual, un tema que con el paso de los años nada se le ha podido igualar. Publicado como parte de su álbum debut, «Rock Lobster» catapultó a la banda y los posicionó como un referente de esa, por aquel entonces, nueva corriente musical popular. 

Aunque la crítica especializada ha tratado de clasificarla en los subgéneros new wave y dance-rock, «Rock Lobster» es una composición única y todos sus elementos son especiales. Tenemos un sintetizador tocando la línea de bajo, una guitarra que nos recuerda el surf rock, una batería rítmica y bailable, a Fred Schneider entregándonos su ya clásico sprechgesang, a Cindy Wilson y Kate Pierson dándonos unos sonidos extraños pero divertidos, para que hablar de la letra, un sin sentido como ninguna otra. Sin embargo, en suma todos ellos hacen que tenga una singularidad absoluta y sea contagiosa y memorable.  

20 junio 2021

Gary Moore - Still Got the Blues


Con el inicio de la década de 1990, Gary Moore dio un vuelco a su carrera ligada al hard rock y al heavy metal hacia el blues y blues rock. La vuelta de 360° fue un exitazo porque Still Got the Blues (1990) es un discazo de principio a fin. Y con éxito no solo hablo de las ventas millonarias y los enmarcados discos de oro y platino que recibió en varios países, sino también porque a nivel personal le dejó un gusto bien agradable. Por fin se enfocaba en su gran pasión, el blues, aunque en realidad siempre había algo de este estilo en sus anteriores producciones, pero ahora el enfoque era total. Con nueve canciones en el formato vinilo y doce en disco compacto, en su conjunto, tanto las canciones escritas por Moore como las versiones de otros compositores encajan a la perfección y hacen que el disco sea preciso. Cada una de ellas están bien ejecutadas y los músicos con los que se codeó en esta ocasión hicieron un excelente trabajo. Bueno, en realidad no hablamos de músicos desconocidos porque entre las filas habían estrellas del blues como Albert King y Albert Collins, además de conocidos de la casa como George Harrison, Don Airey, Bob Daisley y Brian Downey, entre otros. 

La instrumentación está bien ambientada y en ocasiones te hacen olvidar que estas escuchando un disco de 1990, para trasladarte a los sesenta o setenta, aunque con una producción moderna. Los arreglos de saxofones y trompeta («Oh Pretty Woman» y «Too Tired»), la armónica («Walking By Myself»), el teclado («Still Got the Blues») y el órgano Hammond («Texas Strut»), hacen una compañía perfecta a la batería, el bajo, el piano y sobre todo a la guitarra, los cuatro típicos del blues. En cerca de una hora tienes de todo, canciones rápidas, lentas o con el clásico tempo bluesero, en donde Moore sin ser un gran cantante se luce en todas ellas. Pero el premio mayor, por supuesto, se lo lleva su talento en la guitarra: maestría pura. 

*Recomendadas: «Walking By Myself», «Still Got the Blues», «Texas Strut», «King of the Blues», «Midnight Blues».

15 junio 2021

Es por amor: sencillamente efectiva


En mis primeros años como oyente consciente de la música, el rock en español tenía su espacio en mis oídos. Las bandas de Chile y Argentina se peleaban amistosamente su espacio en mi corazón, como también lo hacían en las radios en la década de los noventa en este lado del continente sudamericano. Una de las canciones que retumbó mi cerebro por esos tiempos infantiles fue «Es por amor» del grupo GIT. Llevaba varios años desde que había salido al mercado, pero acá seguía siendo un éxito y sus constantes reproducciones en las caseteras y las cadenas radiales se habían convertido en una obligación. 

«Es por amor» no es para nada una composición compleja llena de arreglos orquestales o sintetizados como era habitual en la década de 1980, salvo en el último minuto. En esta ocasión, la guitarra de Pablo Guyot pierde el protagonismo y cumple un rol secundario, entregándole el gancho hipnótico a esa hermosa línea de bajo interpretada en realidad por un sintetizador. Dos de los aspectos fundamentales de esta composición eran precisamente esa línea de bajo y la clara, fuerte y asequible batería de Willy Iturri; que introducción más práctica. Sumado a una letra discreta y sin mayores artilugios poéticos, «Es por amor» es en términos simples: sencillamente efectiva. 


14 junio 2021

Baby Strange: otra más de Marc Bolan


Con un «one and a two and a balayabalayabubuye», Marc Bolan da inicio a una de las canciones poco recordadas de The Slider. La primera vez que escuché «Baby Strange» quedó en mi mente por días y días. Es que Bolan siempre tuvo esa peculiaridad de hacer que todas sus composiciones te dejen un gusto bastante dulce y te obligue a escucharla una y otra vez hasta el cansancio, aunque en verdad esta no cansa en lo absoluto. Si la escuchas ahora en el siglo XXI te darás cuenta que fue, en cierto modo, el prototipo del estilo y sonido de la guitarra y la batería de AC/DC. Sin ser un boogie rock, es contagiosa y los arreglos de metales de viento en el coro le dan un toque especial y tal vez sirvieron como un blueprint para lo que fue más tarde el disco Tanx

Es lamentable que esta canción no haya sido editada como sencillo, como fanático de T. Rex me doy el gusto de decir que le tengo más cariño a «Baby Strange» que a «Ballrooms of Mars», «Metal Guru» y «Telegram Sam», otros de los doce temazos de The Slider. Pero es que debo ser honesto, su ritmo es tan alegre y bailable que le levantaría el ánimo a un depresivo, siempre y cuando este valore la particular voz y calidad compositiva del padre del glam rock.

13 junio 2021

Edge of Seventeen: la firma de Stevie Nicks


¿Quién no escuchó este tema en la radio o en la película School of Rock y no quedó enganchado a la primera? Editado como sencillo en 1982 e incluida en el disco Bella Donna de 1981, «Edge of Seventeen» de Stevie Nicks se convirtió en un ícono. Con un riff de guitarra inspirado en «Bring on the Night» de The Police, el guitarrista de sesión Waddy Wachtel da la introducción a un tema de rock de más de cinco minutos de duración, en donde Nicks se luce con un vozarrón estruendoso y único. Si bien la guitarra, con un toque de hard rock setentero, y la voz de Nicks son destacables, uno de los aspectos que suelen olvidarse al escucharla es ese piano que le da a la canción un toque bien particular. No olvidar tampoco esa percusión ocultada por la clara batería.

Comercialmente no fue un gran éxito, no llegó a entrar en el top diez de la revista estadounidense Billboard, se quedó solo con el puesto 11, ni tampoco lo fue en las listas musicales de otros países si lo comparamos con «Stop Draggin' My Heart Around» y «Leather and Lace» del mismo disco. Pero independiente de ello, posicionar canciones en la mente colectiva, sobre todo cuando son escritas por mujeres -la deuda de la industria con ellas aún persiste- es un lujo. Pero sus composiciones no eran desconocidas para ese entonces, recuerda que «Rhiannon» y «Dreams» de Fleetwood Mac las escribió esta pequeña bruja blanca. En ocasiones poder salir de la sombra de una banda exitosa es difícil, muchos músicos no lo logran, pero hay otros que sí y crean una sombra paralela como en este caso.

12 junio 2021

Johnny B Goode: El himno del rock and roll

 No es precisamente la primera canción de rock and roll de la historia ni tampoco la primera del cantante y guitarrista Chuck Berry, pero indudablemente «Johnny B. Goode» se convirtió en el himno de este popular género musical y en una de las canciones más reconocidas de la música popular. Su reconocible introducción de guitarra, copiada del tema de 1946 «Ain't That Just Like a Woman (They'll Do It Every Time)» de Louis Jordan -a quien Berry admiraba- te invita a rocanrolear incluso antes de que el primer golpe de la batería estalle. Desde allí la fiesta no para, son menos de tres minutos de meneo y maestría en la guitarra por parte del primer guitar hero de la historia, sin menospreciar a los anteriores por supuesto, pero seamos honestos, Berry era un monstruo con la guitarra. Con una letra autobiográfica, «Johnny B. Goode» se convirtió en el primer ladrillo real de lo que sería más tarde el palacio llamado rock, inclusive por sobre «Crazy Man, Crazy» y «Rock Around the Clock» de Bill Haley and his Comets grabadas en 1953 y 1954 respectivamente, las cuales son parte de la base de los cimientos de este precioso palacio. 


Son muy pocas las canciones que sobrepasan las avenencias y los desacuerdos de los críticos y aficionados que finalmente logran quedarse como un estandarte. Independiente si eres o no fanático del rock, o en este caso, del rock and roll, «Johnny B. Goode» es de esos temas que trascienden generaciones y gustos, y que estás en la obligación de al menos escucharla una vez. Copiada, versionada y parodiada en incontables ocasiones, este fue el único registro de rock and roll que se incluyó en el disco de oro de las Voyager. Si hay vida extraterrestre avanzada y con un tocadiscos en su nave espacial, no me queda ninguna duda que terminarían moviendo los pies, brazos o cualquier extremidad que tengan. 


Crítico musical, un tipo odiado y rara vez querido.

Con ese título muchos estarán diciendo entonces, ¿por qué ser uno? La cuestión es simple, me encanta la música y me agrada criticar. Son dos conceptos totalmente diferentes pero si los juntas tienes un nuevo pasatiempo. Sin buscarlo, me di cuenta que lo mío era la escritura y eso se lo debo a Wikipedia; por más de diez años he sido wikipedista y quizás alguna vez leíste uno de los artículos que he escrito. Artículos sobre artistas musicales, álbumes, canciones, sencillos e incluso giras musicales han sido parte de mi vida por diez enloquecidos años en esa enciclopedia en línea. Todo ese tiempo invertido en ello me sirvió también para darme cuenta que, además de la escritura, lo mío era la musicología aficionada; digo esto último porque no tengo estudios académicos, pero en ocasiones la sabiduría vale más que un diploma enmarcado puesto en una pared, seamos honestos si tienes dinero puedes comprar varios de ellos. 

Entonces, si añades un poco de escritura, pasión por la música y un poco de juicio de valor obtienes a un crítico musical. Pero, luego de definir el asunto la pregunta era ¿y ahora qué vas a criticar? Tuve que buscar en mis carpetas de música de mi cerebro para recordar que bandas escuchaba y escucho aún. Eso me llevó a un conjunto de documentos y archivos, como una analogía a un sistema de computador, y la respuesta apareció frente a mí como la luz del sol al abrir la cortina por la mañana: critica todo. Partí escuchando rock latino y eso me llevó al rock en inglés y de ahí, como ramas de un árbol, terminó llevándome a decenas de géneros y subgéneros musicales. Ya no era solo rock, era heavy metal, funk, synth pop, blues, new wave y un interminable número de términos, en su mayoría en inglés. Si esperas ver a los mismos nombres de siempre, lamento contarte que lo siento. No es que algunas bandas estén sobrevaloradas, chistoso ¿no? otra palabra sobrevalorada, sino que hay un mundo tan amplio de artistas que resulta penoso ver a los mismos de siempre y eso es culpa de esta cultura tan americanizada dirían algunos. Como dicen los innumerables y a veces insoportables Youtubers: ¡Sin más preámbulos, comencemos! 

Depeche Mode - A Broken Frame